La sal está literalmente en boca de todos. Según la Organización Mundial de la Salud, en promedio una persona consume casi once gramos de sal al día. Eso equivale a casi cuatro kilos de sal por persona al año, o unas 31.5 toneladas en total. Incluso al hablar, la usamos todo el tiempo. Por ejemplo, decimos cosas como “estar salado” o “echar sal en la herida”. O frases como “no me eches la sal”.
Pero la sal no solo sirve para refinar el sabor de los alimentos (o adornar el lenguaje), sino que también se ha usado desde hace miles de años para conservar alimentos. Por ejemplo, en el Antiguo Egipto, la gente ya usaba sal para que la comida durara más tiempo. Al salar los alimentos, se les quita el agua y así se evita que los microorganismos dañinos sobrevivan.

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Pero eso no es todo lo que hay que saber sobre el condimento más conocido y utilizado. Aquí te revelamos otros cinco secretos de la sal.
Secreto de la sal No. 1: Condimento de olor
Sabemos que la sal cambia el sabor de nuestra comida. Sin embargo, también influye en la volatilidad de los aromas, es decir, en la intensidad con la que percibimos los olores. La sal puede atrapar determinadas moléculas volátiles o reducir su evaporación y, por lo tanto, cambiar o suavizar los olores. Como ya dijimos, la sal extrae la humedad de los alimentos. Además de la conservación, esto también tiene el efecto de que ciertas moléculas de olor puedan parecer más concentradas o atenuadas. Al mismo tiempo, pueden surgir nuevos olores a través de reacciones químicas como la fermentación o la descomposición de proteínas.
P.D. Debido a estas propiedades, la sal también puede absorber olores en cierta medida. Por lo tanto, un platito de sal en el refrigerador ayuda a quitar olores y retener la humedad: las frutas y verduras se mantienen frescas por más tiempo.
Secreto de la sal No. 2: Propiedad anti-incendios
La sal de cocina (NaCl) no es inflamable y, por lo tanto, puede apagar un fuego al bloquear el suministro de oxígeno. Los pequeños incendios de grasa en la cocina (por ejemplo, en una sartén) se pueden extinguir de esta manera, siempre que la cantidad de sal sea suficiente para cubrir completamente la superficie que arde. La sal también retiene mucho calor, así que puede bajar la temperatura del material que se está quemando. Pero esto solo se recomienda como emergencia; si todavía puedes, mejor tapa la sartén para apagar el fuego.
P.D. ¡Un incendio de grasa nunca debe extinguirse con agua, ya que esto puede provocar una explosión de grasa!

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Secreto de la sal No. 3: La sal se derrite
Ya sabemos que la sal tiene un efecto higroscópico, es decir, absorbe la humedad del entorno. Eso tiene un efecto secundario molesto que se nota cuando el aire está muy húmedo: Cuando hay más del 75 % de humedad en el aire, la sal de cocina común empieza a absorber tanto vapor que empieza a derretirse y puede llegar a convertirse en salmuera. Por eso, si la guardas en lugares húmedos sin protegerla, la sal se echa a perder. Las culturas antiguas ya conocían este efecto y guardaban la sal en recipientes herméticos de barro o la mezclaban con ceniza.
P.D. Para evitar que la sal se apelmace en cocinas húmedas, puedes poner unos granos de arroz (que también absorben humedad) dentro del salero.
Secreto de la sal No. 4: Oro blanco
Hoy en día, cuando compras sal en el súper, es difícil imaginar lo valiosa que fue alguna vez. Sus propiedades para conservar, lo difícil que era obtenerla y lo bien que se conserva hacían que la sal fuera muy valiosa en el pasado, al grado de usarse para el trueque y el comercio. Incluso la sal se llegó a usar como dinero real. Por ejemplo, a los soldados romanos se les pagaba parte de su salario con sal. Eso quedó tan marcado que hasta hoy sigue presente en nuestro lenguaje: De la palabra latina salarium, que viene de sal , nació el término “salario” para referirse al sueldo.
P.D. Numerosos conflictos en la Edad Media demuestran lo esencial y valiosa que era la sal, como la guerra de la sal en 1540 entre el Estado eclesiástico y Perugia por un impuesto sobre la sal impuesto por el Papa. La Guerra de los Bueyes en 1611, entre el arzobispado de Salzburgo (Austria) y el ducado de Baviera (Alemania), se desató por una disputa sobre el monopolio del comercio de sal y la extracción de sal en Reichenhall y Hallein.

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Secreto de la sal No. 5: Maravilla natural
Otra particularidad de la sal: Reduce el punto de congelación del agua. Por eso en invierno, en algunos países, se esparce sal en las calles para evitar que se congelen. Esta propiedad da lugar a una curiosidad geológica en la Antártida: A pesar de las temperaturas extremas de hasta –50 °C, el estanque Don Juan que está allá no se congela. Se trata de uno de los lagos naturales más salados de la Tierra y contiene más del 40 % de sales disueltas. A modo de comparación: El agua de mar tiene alrededor del 3.5% de sal y el Mar Muerto, conocido por su alto contenido de sal, alrededor del 30%. El lago Don Juan está en el Valle Wright, en la Antártida, una de las zonas más secas y frías del planeta, y su profundidad máxima es de 30 centímetros.
P.D. El cuerpo de agua más salado del mundo es el Gaet’ale, un pequeño lago hipersalino en la región de Afar, al norte de Etiopía, con aproximadamente 43 % de salinidad.